El bueno, el incierto y el indeseable…
Entre abucheos y llamados a la unidad, la visita de Noroña a Tlaxcala revela héroes inesperados, villanos políticos y figuras que simplemente no convencen.
La visita de Gerardo Fernández Noroña a Tlaxcala fue todo un espectáculo digno de un reality show político. Con llamados a la unidad que no sonaban tan convincentes, Noroña intentó frenar la oleada de abucheos dirigidos al presidente municipal Alfonso Sánchez García y al secretario de Educación Pública, Homero Meneses. Pero claro, pedirle respeto a una multitud que ya estaba calentando la garganta no es tarea fácil. En medio de este circo, un personaje salió ileso, con su imagen incluso más fortalecida: Miguel Ángel Covarrubias, quien parece haber tomado con maestría el papel del “bueno” en esta tragicomedia.
Covarrubias, el ex diputado local convertido en un líder fuerte en el PT, logró lo que pocos han podido: unir a las tribus petistas de Tlaxcala, al menos por un día. ¿Cómo? Bueno, hay que darle crédito; el tipo sabe cómo hacer política sin que todo se desmorone. Mientras Sánchez García y Meneses se llevaban abucheos que podrían haber derribado a un edificio, Covarrubias se posicionaba como el sereno y calculador, el que trabaja tras bambalinas pero consigue que las cosas sucedan. Como sea, su capacidad para negociar y sumar lo tiene ganando puntos en este juego donde los demás parecen estar pateando la pelota hacia su propia portería.
Alfonso Sánchez García, por otro lado, no tuvo una jornada tan “iluminada”. Apenas se subió al escenario y las rechiflas comenzaron. Aquí tenemos a un presidente municipal que, pese a tener el respaldo de MORENA (o al menos un respaldo a medias), ha ganado pocos seguidores. Claro, es fácil entender por qué: la experiencia política de Sánchez García apenas comienza, y como alcalde no ha tenido la oportunidad de mostrar resultados en la capital. Si no se pone las pilas —y rápido—, podría descubrir que el apoyo de la 4T se evapora más rápido que una promesa de campaña. De seguir así, su destino político no parece brillante, sino más bien… descartable.
Y luego está Homero Meneses, el “indeseable” del cuento. Meneses ha hecho un arte de intentar colarse en el PT para ganarse algún espacio, ya que en MORENA ni lo miran. Pero sus esfuerzos para captar atención parecen tan desesperados como un influencer buscando likes. Secretario de Educación, sí; respetado, definitivamente no. Las bases lo ven como un oportunista más, un personaje que habla mucho pero aporta poco. Ni en los círculos políticos ni en los educativos se libra de las críticas. Y el abucheo que se llevó en el evento de Noroña fue el golpe de realidad que tal vez necesitaba, aunque difícilmente le vaya a cambiar el rumbo.
Lo que queda claro es que el mensaje de Noroña, ese de “unidad o nada”, va dirigido especialmente a los políticos como Sánchez García y Meneses. Porque si no muestran resultados pronto, podrían ser arrastrados por la misma marea que los subió al poder. Mientras tanto, Covarrubias sigue avanzando sin problemas, con su habilidad de sumar y su talento para quedar bien parado, un arte que algunos de sus compañeros ni siquiera han comenzado a dominar.
La política, en Tlaxcala y en cualquier lugar, es como un gran show: algunos son los protagonistas, otros los villanos, y unos cuantos solo están ahí para que el público les recuerde que nunca pidieron su actuación.